domingo, 25 de noviembre de 2007

Aburrimiento Digital

Si por algo debería haber pasado a la historia Robert Zemeckis, es por su indudable buena mano con el cine de entretenimiento. Su paso por el Hollywood de los 80 dejó para el recuerdo la inolvidable trilogía de Regreso al Futuro, pero también un híbrido entre el cine de animación y el real, que ustedes recordarán, y que llevaba por nombre ¿Quién engañó a Roger Rabbit?. Lejos de la anécdota, la exploración que el director de Chicago llevó a cabo de las posibilidades visuales del cine podría ubicar, históricamente, a esa película en los albores de un Zemeckis investigador, científico e, incluso, reinventor de la concepción visual del cine contemporáneo. Decimos todo esto para preparar al lector de este blog ante lo que puede encontrarse al ir a ver Beowulf.

El problema de iniciar un camino nuevo es el de encontrar cierto equilibrio al recorrerlo. Beowulf ha sido planteada como una oda a la digitalización del cine, para la que se ha apostado con muchísima valentía por un lavado de cara al cine convencional. Hasta los actores, si es que podemos llamarlo así, son réplicas digitales de rostros tan conocidos como el de Anthony Hopkins o Angelina Jolie. Zemeckis ha planteado una evolución de lo que ya mostró en la desangelada Polar Express, pero el resultado, como comentaremos a continuación, parece más cercano a la repetición de errores pasados que a un inspirado ejercicio de innovación.

El cine digital plantea ciertos problemas que Beowulf no soluciona. El primero, y más serio, es el de la nula emotividad de la actuación. Las réplicas renderizadas de los actores no son actores, por mucha fidelidad física que exista con el modelo original. ¿Problema? Son incapaces de transmitir emoción alguna, con lo que ello supone para una película. ¿Resultado? Casi dos horas de apabullamiento visual, en las que, por desgracia, el sopor sustituye, salvo en contados momentos, el maravilloso ritmo del Zemeckis de los 80. A ello hay que sumarle que el director lo ha jugado todo a la carta de la innovación visual, cuidando poco el guión (uno no sabe si la escasa gracia de la película se debe a él o a la incapacidad de los actores digitales para defenderlo), y construyendo una aventura ciertamente plana, en la que la esencia del poema épico en el que se basa se diluye entre mares y mares de códigos informatizados.

Cabe decir en defensa de la película que fue planteada para ser vista en cines preparados para las películas en 3D. Es posible que, con unas gafas especiales, la experiencia tridimensional sea lo suficientemente estimulante como para corregir las carencias mencionadas pero, dado que quien escribe no tuvo eso en cuenta y vio la película en un cine convencional, se encontró con un Beowulf lleno de lagunas. El favor que Zemeckis ha podido hacerle al cine habrá que medirlo en el futuro pero está claro que, a día de hoy, los actores digitales no están aún preparados para coger el testigo de sus ancestros. A pesar de la apetecible réplica de Angelina Jolie. A Beowulf me remito.

martes, 20 de noviembre de 2007

El Regreso del Mito

Una vez leí, al respecto de Nintendo, que "sus teorías sobre el videojuego son sagradas e intocables". El gigante japonés, anhelante siempre de llevar el universo lúdico a dimensiones a las que sus rivales sólo conocen en sueños, ha planteado su aterrizaje en la nueva generación con la pretensión de revolucionar totalmente la concepción de los videojuegos. Para ello, ha usado su último soporte, conocido mundialmente como Wii, para dar un paso adelante en cuanto a control, y usar la tecnología inalámbrica para incorporar el detector de movimiento al mando tradicional. Esta explicación tan densa sirve, esencialmente, para entender que las bohemias aspiraciones de Nintendo siempre van asociadas al riesgo, la innovación y, por supuesto, una valentía mal entendida por el gran público.

Contrastando con las inquietudes de Sony o Microsoft, más preocupadas por llevar el videojuego al realismo extremo y avanzar en el camino de la simulación, Nintendo ha vuelto a tirar de Super Mario, su Mickey Mouse particular, para volver a plantar batalla allá donde no tiene rival. Super Mario Galaxy, última entrega de las aventuras del bigotudo fontanero, es la confirmación de que, cuando Shigeru Miyamoto y los suyos se toman un proyecto en serio, los cimientos del videojuego tiemblan, la distancia con la perfección se acorta, y el calificativo de octavo arte empieza a tener sentido.

Super Mario Galaxy es, por encima de todo, un soberbio juego de plataformas. Su universo es, además de pasto de mitómanos que se lo pasarán en grande redescubriendo viejos mundos, personajes y melodías, uno de los más fascinantes, estimulantes y ricos jamás diseñados. En él, cualquier jugador (tanto experto como inexperto) gozará del perfecto equilibrio existente entre el control que hizo de Super Mario 64 el mejor juego de su generación, y las innovaciones introducidas por Wii. Si a ello le añadimos una riqueza incontenible de retos y secretos, un espectáculo visual inconcebible hasta el momento en Wii, y una partitura simplemente antológica, no debería darnos miedo decir que, una vez más, Nintendo ha conseguido fabricar el mejor juego de la galaxia.

Siento el tono entregado e histriónico de este texto. Corresponde al estado de shock de un nintendero tan escéptico con la nueva generación como expectante ante cualquier nuevo proyecto en el que Super Mario, Link o cualquier mito de Nintendo, tenga cabida.

miércoles, 14 de noviembre de 2007

COMUNICADO OFICIAL

Se anuncia el cese temporal de la actividad del blog Arquero Urbano.

domingo, 11 de noviembre de 2007

Silencio. Habló el Rey.

Podemos dar por sentado que las imágenes del Rey de España mandando callar a Hugo Chávez en la Cumbre Iberoamericana van a dar la vuelta al mundo. Les pongo en antecedentes. Con Zapatero elaborando un discurso sobre los principios democráticos, y sacando la cara por el ex-presidente Aznar, su Majestad cortó de raíz las continuas descalificaciones e interrupciones del Jefe de Estado Venezolano con un contundente "¿Por qué no te Callas?".

Reconozco que me sorprende ver al Rey metido en estas lides. El grito surgió de sus adentros como un misil, más propio de aquel que interviene sin tener nada que perder que de aquel que, por responsabilidad política y diplomática, debe saber mantener las formas incluso en estos momentos. Supongo que su orgullo de compatriota le hizo tener esta reacción, que alguno califica de humana, otro de inoportuna, y otro, simple y llanamente, de inaceptable. España es tan heterogénea, ideológicamente hablando, que momentos como éste sirven para dividir el tablero en blancas y negras. Hay quien habría estado gustoso en el puesto de Chávez, y hay quien ensalza la gallardía del Rey. ¡Con un par, Juan Carlos!

Mi opinión al respecto es algo confusa. Creo que Chávez es uno de esos dictadores que, disfrazados bajo la figura del populista salvador, pretende pasar a la historia como un liberador del pueblo americano, cuando realmente es un tipo autoritario, que defiende un discurso anticuado, lleno de ambigüedad, y que muestra una incomodidad manifiesta en cuanto se aleja del tono revolucionario. Es fácil acudir al viejo cuento del imperialismo y colonialismo como raíz de todos los males pero, si bien es cierto que la vieja Revolución fue un movimiento digno, al menos, de ser escuchado, no lo es menos que ha servido de tapadera para ocultar problemas estructurales de gran calado en la mayoría de países latinoamericanos. ¿Qué extraemos de todo ello? Una reflexión a realizar : ¿Es Chávez un tipo con autoridad moral suficiente como para descalificar a José María Aznar?

Repito que no predico en exceso con el discurso revolucionario, más por falta de consistencia en su ejecución que por su propia naturaleza. Me interesa Evo Morales como figura política. Al menos, de momento. Como también me interesan Sarkozy o el propio Rodríguez Zapatero. Lo que no me interesa es la figura de ciertos dictadores disfrazados que, recurriendo a antiguos fantasmas, han agotado sus discursos, manteniendo a sus países en una situación difícil de justificar. El Rey hizo lo que más de uno habría hecho. Ejerció de compatriota. La pregunta es si puede permitirse un exceso como ese en una Cumbre con fines conciliadores. ¿Le fallaron las formas o le pudo el impulso? Juzguen.

Acabo mi reflexión haciendo un breve apunte sobre Rodríguez Zapatero. He leído artículos de opinión muy cuestionables, como cuestionables son las declaraciones de ciertos miembros del Partido Popular. Agradecen el "valiente y firme" gesto del Rey, y descalifican la austeridad del discurso de un Zapatero al que culpan del acontecimiento. Aparte de desagradecido, el gesto es impertinente y totalmente inoportuno. En mi opinión, Zapatero personificó la cordura, el respeto y la educación que suele atribuirse a Occidente. Si queremos presumir de Democracias impecables y formas exquisitas, hay que empezar por ahí. ZP Dio una lección moral, paciente y razonada de lo que debe ser una respuesta ante la agresividad de la otra parte. Aguantó hasta el final, calmó los nervios y no perdió la firmeza en ningún momento. No hay mejor manera de defender el nombre de Aznar, y la imagen del pueblo español. Hay quien prefiere el grito, el "con dos cojones". Yo agradezco infinitamente la disciplina ética de Rodríguez Zapatero. Más incluso que el (comprensible, por humano) gesto del Rey.

Ángel.

jueves, 8 de noviembre de 2007

Good Bye, New York

Al abandonar el puente de Brooklyn, empecé a sembrar dentro de mí la melancólica raíz de la nostalgia. Aún quedaba día y medio, y muchos regalos por abrir, pero sabíamos que lo más bello de Nueva York ya había sido cazado por nuestras retinas. No obstante, aún pudimos disfrutar de magníficas visiones, como la de la afilada esquina que traza el Flatiron Building (uno de los rascacielos más antiguos de Nueva York, llamado así por su semejanza con las planchas de la época en la que se construyó) en la confluencia de la Quinta Avenida con Broadway; o la del imponente Rockefeller Center, que espera paciente la llegada de la Navidad, mientras respira resguardado tras mil banderas.

Hay poco más que contar, pero se lo cuento igualmente. Nuestro grupo, inquebrantable hasta ese momento, se dividió en la mañana del miércoles. Estaba previsto un trote matutino por Central Park, pero sólo Jose y yo nos atrevimos con la hazaña. No culpen al resto. Las reservas, tras la paliza de los días anteriores, estaban al mínimo. Les diré que el footing, finalmente, fue más paseo que carrera, y hubo tiempo hasta para deternerse en medio del parque a observar a un grupo de ardillas. En medio de Nueva York. Ver para creer.

Se agota el viaje, y se agota mi memoria. Recuerdo que la comida del miércoles tuvo una anécdota interesante. Entramos a un restaurante bastante amplio, notorio en el paisaje por ser el único en el que había sitio para sentarse. Tras servirnos nosotros mismos, comprobamos el por qué de los asientos desocupados. Se salvó el postre, y por los pelos, tras un susto de importancia con la fecha de caducidad. No obstante, antes de irnos, vimos una de esas imágenes dignas de ser grabadas por una cámara oculta. Una mujer se queda sin batería en su móvil. Al no poder recargarlo, pide a un caballero que le deje el suyo para hacer una llamada. El hombre accede gentilmente. Comienza la llamada. Pasa un minuto. Pasan dos. Pasan veinte, y no exagero. La cara del hombre es un poema. Se levanta, va hacia la mujer, y le arranca, literalmente, el teléfono de las manos. Ella resiste todo lo que puede, pero acaba cediendo. Su expresión es triste, al borde del llanto. ¿Una adicta al móvil? La escena tuvo remate. Entraron varios agentes federales. O al menos, tenían toda la pinta de serlo. El FBI, una adicta, nosotros.. Alguien sobraba. Nos fuimos. Good Bye, New York.

Good Bye? No. Aún no es el día. Falta una tarde de compras, pero no les comentaré demasiado. Las jugueterías, lo mejor. Volvimos a ser niños. Tocar las teclas de un gigante piano con los pies no tiene precio. Se lo recomiendo. Sólo faltaba una jornada, que les paso a relatar. Nueva división. Las chicas, de compras. Los chicos, al MOMA. Hay tres grandes museos en Nueva York: El Museo de Arte Metropolitano, El Museo de Historia Natural y el MOMA. Había que decidir, y nos decantamos por Picasso, Andy Warhol, Matisse y compañía. Acertamos, aunque pienso que con tal abanico, era imposible fallar. A mediodía, encuentro en el hotel. Equipaje y a casa. ¿Las compras? Cuantiosas. Queda poco. Casi olvido una carrera suicida para coger un taxi que nos llevara al aeropuerto. Varias horas de espera en la Terminal. Preferimos esperar a las prisas. Mari Ángeles bloqueó la maleta de Tere. Lo siento, tenía que ponerlo. La historia acabó bien, no teman. Facturación. Comida. Avión. Sueño. Escenas sueltas de alguna película. Más sueño. Desayuno. Escala en Madrid. Avión. Aterrizaje. Estamos en casa. ¿Saben qué? Barcelona no está nada mal. No es Nueva York, pero... es mi ciudad.

Ángel.

P.D. Les dejo dos fotos de familia. Para que vean a los viajeros.

David
Tere
Jose
Yo
Mari Ángeles
(A la derecha, los mismos, con una invitada. No, no la secuestramos.)

martes, 6 de noviembre de 2007

No sin mi Móvil

Me considero, por naturaleza, rebelde de pensamiento, mas ligeramente cobarde para serlo de acto. Al menos, por el momento. De hecho, uno de los pocos actos de rebeldía que recuerdo en mi vida fue una bulliciosa e inocente resistencia contra el uso del teléfono móvil. Duró un tiempo. Podemos hablar de años, aunque, a pesar de mantener mi firmeza contra viento y marea, acabé cayendo como todos. Si les interesa la razón, les decepcionaré. No la recuerdo.

Tanto tiempo en el otro lado me permitió cultivar cierta esencia de observador, que no he perdido. Para el hombre contemporáneo, salir a la calle sin su telefóno móvil equivale a salir desnudo. Debe ser que son ciertas las teorías sobre el miedo a la soledad y la incomunicación, o simplemente que el día a día ha traído a este mundo un reguero de necesidades que no podíamos imaginar. El caso es que, ya sea por motivos personales o profesionales, el móvil se ha posicionado como uno de aquellos componentes que uno no puede dejarse en casa al salir, al nivel de las llaves, el DNI o la nariz.

A modo de análisis, permítanme enumerar la contribución del Teléfono Móvil a la Raza Humana,

1 - Pérdida de la Libertad. O cómo trabajar/estar controlado las 24 horas del día. Mi capítulo favorito es de los "Móviles de Empresa". Por si uno tiene reservas al dar su número personal. "No se preocupe, le damos un móvil. Duerma lo menos posible, coma lo justo, y trabaje. Aquí tiene. Última generación"

2 - Afianzamiento de la Personalidad. El móvil permite al ser humano la posibilidad de manifestar en público algunos dejes de su personalidad. Basta con personalizar la melodía de la llamada para darse cuenta. Vayan al metro. Escucharán desde el Himno de España, hasta la melodía de la entrañable Abeja Maya.

3 - Destrucción del Vocabulario. La necesidad imperiosa de limitar "aquello que queremos decir" al número de caracteres permitidos dentro de un SMS han contribuido a la creación de un nuevo idioma, donde la apología a la abreviatura es digna de mención. [A k si? Pa k tenteres, kdmos sta tard?] La Real Academia de la Lengua, obviamente, está encantada.

4 - Incremento de las Posibilidades de Negocio. La televisión, al margen de la publicidad, ha encontrado en los mensajes de móvil una mina para hacer negocio. El público se lo pasa en grande enviando y leyendo mensajes de texto. Son escritos de estructura sencilla, trivial, abreviada y usualmente rematada con un saludo, o una declaración de amor. En ocasiones, el presentador del programa en cuestión aprovecha uno de los mensajes para detener el programa y leerlo en público. Es previsible que dicho acto sea motivo de celebración para el remitente. Pongan cualquier programa de televisión, y me entenderán. No olviden que Arquero Urbano no se responsabiliza de los daños que el contenido de los mensajes pueda hacer en su mente.

5 - Expansión del mundo de las excusas. ¿Para qué dar la cara o poner a prueba la firmeza de la voz, con lo fácil que es usar un mensaje de texto con cualquier excusa que no dé opción a réplica? El que llama, corre un doble riesgo : que no le crean, o que tiren su excusa por los suelos y le "convenzan". Nada mejor que un mensaje rotundo. Se puede enfatizar el punto en el que ponemos "Lo siento", o "Me sabe mal no poder ir". Aconsejo un "La próxima vez, voy sin falta". Maravilloso. ¿Quieren completar la obra? Apaguen el móvil tras enviar el mensaje, y digan que se quedaron sin batería. Enciéndanlo cuando la cita a evitar ya esté en marcha. Que hayan pasado un par de horas. Al menos.

6 - Apología del disimulo. O cómo no tener que dar conversación en determinados momentos. Uno se refugia en el móvil, fingiendo mandar un mensaje o jugar al comecocos de turno, y se aisla del mundo. Hay hasta quien finge una llamada. El ser humano y sus cosas. Qué les voy a contar.

7 - Desfiguración del buen gusto. Los móviles, entre otras muchas cosas, proporcionan la posibilidad de hacer fotos y grabar vídeos. Tienen la ventaja de la velocidad y el escaso coste, pero no sean demasiado exigentes con la calidad. Hay quien se autoconvence con un "Pues no queda tan mal". Agradecemos, no obstante, el esfuerzo tecnológico en mejorar la calidad.

8 - Mejora de la Vida Social. Tener móvil significa tener agenda. ¿Y cómo va a resistirse la humanidad a estar en mi agenda? Adiós a los tiempos en los que había que apuntar el teléfono en un papel. Ahora, conozco a alguien, y lo grabo en mi vida en menos de 1 minuto. Al conocer a alguien, sabemos que su móvil empieza por 6. Sólo hay que adivinar los 8 números siguientes. -Perdona, se me han olvidado 8 de los 9 números de tu móvil.. ¿Te importaría recordármelos?- Es como el que le dice a otro que le acerque una servilleta. Lo importante es la naturalidad. Al final, el móvil es como los Donettes. Ayuda a hacer amistades...

PD. Conflicto previsible. Añadir a la agenda a varias personas con el mismo nombre. Ejemplo: Alberto. Podemos tener a Alberto, Alberto trabajo, Alberto universidad, Primo Alberto, Alberto Gimnasio, Alberto Ingles.. Ello puede desencadenar una guerra entre los Albertos que, obviamente, pelearán entre ellos por ser "Alberto". Eviten estos conflictos ocultándole a los Albertos secundarios que no son el Alberto principal.

9 - Cierre de Etapas. El momento en que alguien es borrado de una agenda de móvil es altamente ceremonioso. Jamás pulsar un botón tuvo tanta trascendencia. Si alguien ya no pinta nada en tu vida, ¿Qué diablos hace en tu móvil? ¡Bórrale!

10 - Reestructuración Geográfica. El Mundo ya no se divide en Continentes. Se divide en zonas con cobertura y zonas sin cobertura.

Ah.. No sé si ya les he dicho que tengo móvil, aunque a veces lo dejo en casa, sólo para sentirme un poco más libre. Yo también soy una de esas personas que parece que va hablando solo en el coche, que personaliza sus tonos de llamada y mensaje, que hace alguna foto artística (y la enseña), que hace llamadas perdidas cuando se aburre, y que felicita los cumpleaños por SMS porque es más cómodo. Aún no domino del todo el panorama de las abreviaciones, ni he probado a mandar mensajes de texto a la televisión. Todo se andará. (tdo s ndara)

Ángel.

domingo, 4 de noviembre de 2007

La Confesión del Vanidoso

La proliferación de Blogs en Internet plantea una polémica e incómoda pregunta para los que, como yo, han decidido alquilar un terreno virtual, trabajar la tierra, echar semillas y, finalmente, ofrecer su cosecha al resto de la humanidad. ¿Hay tanta gente en el mundo con algo que decir?

Antes de elaborar un juicio al respecto, quiero partir de dos premisas:

1 - Mi opinión sobre el ser humano, en estos momentos, es algo difusa. Estoy desorientado ante sus movimientos. Incluso de los aparentemente inofensivos.
2 - No me fío de mi subconsciente [o inconsciente; jamás he sabido la diferencia]

Sé que los Blogs no son un mundo homogéneo. Hay quien construye un blog temático, quien habla de lo que le interesa, quien habla de sí mismo, quien se confiesa, quien expresa sus inquietudes, quien publica sus fotos, quien se ríe, quien critica, e incluso quien no deja nada en el tintero y lo encaja todo. Cuesta, o mejor dicho, ME cuesta mucho borrar cualquier huella de vanidad o narcisismo en cada micromundo que construímos a nuestro antojo. Esencialmente, porque solemos invitar al resto a compartirlo. Puede hasta gustarles, eso es evidente. Y a los que escribimos, nos gusta que les guste. Obviamente, me estoy incluyendo en el paquete. A mí también me gusta gustarles, y me disgustaría mucho disgustarles.

Es evidente que, en el momento de poner los cimientos de un espacio virtual, nadie (o casi nadie) piensa en estar cometiendo un ejercicio de vanidad. Vuelvo a incluirme, ya que mis intenciones eran inmejorables. Sin embargo, ya he dicho que no me fío de mi subconsciente. De hecho, recomendaría a todo ser viviente que no se fíe del suyo. Yo construí un blog para compartir mi manera de ver el mundo y alguna vivencia que otra, pero me he sorprendido a mí mismo hablando del blog con mis conocidos, incitándoles a entrar, y hasta publicándolo de forma sumergida. Al final, uno se pregunta: ¿Estoy compartiendo algo? ¿Tengo algo que compartir? ¿Le interesa a alguien lo que escribo o dejo de escribir? ¿Entrarán en mi espacio sólo para que me calle de una vez? Cuántas preguntas en un sólo momento. Pensar, escribir, y no necesariamente en este orden. Algo de esto hay en estas preguntas. Sé que me estoy yendo del tema. Disculpen.

Cuando uno reflexiona, piensa y razona a través de la escritura, tiene dos posibilidades: construir un íntimo diario en el que dar rienda suelta a sus pensamientos (blancos, negros y verdes) sin temor a que alguien se espante, o pensar que realmente puede aportar algo a los demás, y compartirlo con ellos. Me encanta esta clasificación, sobretodo porque los que escribimos solemos hacer lo primero disfrazado de lo segundo. El mero hecho de pensar en aportar algo ya coquetea con la vanidad [tengo algo muy valioso que decir, y lo voy a demostrar], pero es cuando abarcamos la naturaleza de este curioso fenómeno fraguado en los Blogs cuando entramos de lleno en el lado oscuro. Usaré mi blog como ejemplo. ¿Qué incluye esta pequeña habitación con vistas a mi persona?

A - Un contador de visitas [¿Cuántos entran? ¿Sólo? ¿Repetirán? ¿Les gustará? ¿Se lo dirán a sus conocidos?]. [Aclaración : Esto lo vemos. Normalmente, parte inferior de la pantalla]

B - Sonrisas ocultas cuando se dispara el citado contador. Sonrisas abiertas cuando el comentario es halagüeño. Y ya no quiero ni contarles lo que puede pasar si el comentario es negativo. En tal caso, el cierre y la censura son socorridas soluciones. Yo construí esto para gustar, no para que vengan a decirme lo que tengo que hacer. Si quieren hacer otra cosa, que lo hagan ellos. Mi mundo es éste, y en él hago y deshago a mi antojo.

C - Cierto tono pedante. Mi blog, por si no lo han notado, es sonrojantemente pedante. Miren si no los cuadros que incluyo o el tono de mis críticas de cine. Podrían decirse las cosas de una forma mucho más sencilla, pero me da por adornarlas para que queden mejor. Ah! Y para que les guste más. Y si me lo dicen, ni les digo..

Voy acabando, que no quiero aburrirles. Si reduzco el tamaño del texto, es más que posible que les guste más que si lo alargo. Y es, a fin de cuentas, lo que a mi subconsciente le interesa. Ya les dije que desconfío de mí mismo, así que les doy la oportunidad de desconfiar de mí también. Se preguntarán por qué les llamo de usted. Bien, tal vez sea porque tengo la esperanza de que algún desconocido sea fiel a mis escritos. Y si es así, le debo respeto y trato de usted. Como a cualquier desconocido.

Ángel.

Nota del Autor : No es éste un juicio trascendental, ya que no excede el ámbito del entretenimiento, y jamás induce a nada que esté fuera de la libertad de cada uno, pero no es menos cierto que creo haber encontrado a un pequeño vanidoso en mí mismo

Nota del Autor : Añadir una nota del autor es exquisitamente pedante, ¿No creen?

jueves, 1 de noviembre de 2007

Un Cuento para no Dormir


Antes de analizar una película como El Orfanato, de Juan Antonio Bayona, uno siente la tentación de ir más allá, y encarar un comentario más amplio sobre el actual momento del cine español. Es el nuestro un país donde el artista alternativo lo tiene crudo. El que recorre caminos arriesgados topa con estereotipos y tradiciones demasiado arraigadas, y sólo mentes inquietas o snobistas de acto y apariencia contemplan dichas opciones en su abanico. Ante tal escenario, jugar a carta ganadora en el momento de la promoción tiene fácil solución : O tiras de raíces, o tiras de efectismo. O de ambas cosas. Piensen en cómo se ha vendido El Orfanato; a lo grande, a lo americano, comenzando un proceso de venta tan impecable que incluso ha tenido en cuenta el momento del estreno: ha llegado en otoño, con la lluvia y las hojas secas, como buena fruta de temporada.

Al ver El Orfanato, cuesta no pensar en Los Otros, de Alejandro Amenábar. Al igual que aquella, esta historia de fantasmas ofrece un gran ejercicio artesanal, en el que se rinde un talentoso tributo al cine de género. Lejos de impartir lecciones o recorrer caminos espinosos, Bayona ha elegido una precisa estructura donde guión, dirección e interpretación se encuadran dentro de un marco tan definido como brillante. Podría verse conformismo en tal propuesta, pero hay que reconocer que la impecable presencia de El Orfanato hace difícil resitir al aplauso.

Una de las grandes noticias que deja El Orfanato es el pulso narrativo de Bayona; la otra, es la confirmación de Belén Rueda. El Orfanato es una película que marca los tiempos con gran precisión, dejándose saborear por el espectador como los grandes platos. El film es impecable y constante en el tratamiento del miedo, da chispazos tan inesperados como estimulantes [la escena del atropello, sin ir más lejos], y acaba coqueteando con el lirismo, tomando cuerpo de oscuro cuento de hadas en un previsible giro final. Todo ello, siguiendo las pautas de un matemático guión, en el que es difícil encontrar fallos. La película de Bayona cumple un objetivo tan difícil como el de ocupar sus dos horas de forma homogénea, sin dejar huecos, y sin bajar la intensidad y la tensión ni un solo momento. A ello contribuye la meritoria interpretación de una Belén Rueda que cada vez parece más cómoda en su registro como actriz. Le quedaba pasar un examen de saber llevar el peso de una película. Tras ver El Orfanato, podemos decir que ya lo ha pasado.

¿Es El Orfanato una buena noticia para el cine español? Sí, en cuanto a que presenta un considerable incremento del nivel medio visto en la cartelera, y en cuanto a que planta batalla al cine americano en su propio terreno. Es la demostración de que, con medios y talento, el cine comercial de género puede tener un buen tratamiento en este país. No sé si el tiempo abrirá vías de éxito a propuestas que, por desgracia, quedan en el olvido antes de ser presentadas, pero está claro que el que aquí escribe prefiere ir a ver El Orfanato antes que el trillado cine de Garci, o la enésima entrega del casposo Torrente.

Ángel.