jueves, 8 de noviembre de 2007

Good Bye, New York

Al abandonar el puente de Brooklyn, empecé a sembrar dentro de mí la melancólica raíz de la nostalgia. Aún quedaba día y medio, y muchos regalos por abrir, pero sabíamos que lo más bello de Nueva York ya había sido cazado por nuestras retinas. No obstante, aún pudimos disfrutar de magníficas visiones, como la de la afilada esquina que traza el Flatiron Building (uno de los rascacielos más antiguos de Nueva York, llamado así por su semejanza con las planchas de la época en la que se construyó) en la confluencia de la Quinta Avenida con Broadway; o la del imponente Rockefeller Center, que espera paciente la llegada de la Navidad, mientras respira resguardado tras mil banderas.

Hay poco más que contar, pero se lo cuento igualmente. Nuestro grupo, inquebrantable hasta ese momento, se dividió en la mañana del miércoles. Estaba previsto un trote matutino por Central Park, pero sólo Jose y yo nos atrevimos con la hazaña. No culpen al resto. Las reservas, tras la paliza de los días anteriores, estaban al mínimo. Les diré que el footing, finalmente, fue más paseo que carrera, y hubo tiempo hasta para deternerse en medio del parque a observar a un grupo de ardillas. En medio de Nueva York. Ver para creer.

Se agota el viaje, y se agota mi memoria. Recuerdo que la comida del miércoles tuvo una anécdota interesante. Entramos a un restaurante bastante amplio, notorio en el paisaje por ser el único en el que había sitio para sentarse. Tras servirnos nosotros mismos, comprobamos el por qué de los asientos desocupados. Se salvó el postre, y por los pelos, tras un susto de importancia con la fecha de caducidad. No obstante, antes de irnos, vimos una de esas imágenes dignas de ser grabadas por una cámara oculta. Una mujer se queda sin batería en su móvil. Al no poder recargarlo, pide a un caballero que le deje el suyo para hacer una llamada. El hombre accede gentilmente. Comienza la llamada. Pasa un minuto. Pasan dos. Pasan veinte, y no exagero. La cara del hombre es un poema. Se levanta, va hacia la mujer, y le arranca, literalmente, el teléfono de las manos. Ella resiste todo lo que puede, pero acaba cediendo. Su expresión es triste, al borde del llanto. ¿Una adicta al móvil? La escena tuvo remate. Entraron varios agentes federales. O al menos, tenían toda la pinta de serlo. El FBI, una adicta, nosotros.. Alguien sobraba. Nos fuimos. Good Bye, New York.

Good Bye? No. Aún no es el día. Falta una tarde de compras, pero no les comentaré demasiado. Las jugueterías, lo mejor. Volvimos a ser niños. Tocar las teclas de un gigante piano con los pies no tiene precio. Se lo recomiendo. Sólo faltaba una jornada, que les paso a relatar. Nueva división. Las chicas, de compras. Los chicos, al MOMA. Hay tres grandes museos en Nueva York: El Museo de Arte Metropolitano, El Museo de Historia Natural y el MOMA. Había que decidir, y nos decantamos por Picasso, Andy Warhol, Matisse y compañía. Acertamos, aunque pienso que con tal abanico, era imposible fallar. A mediodía, encuentro en el hotel. Equipaje y a casa. ¿Las compras? Cuantiosas. Queda poco. Casi olvido una carrera suicida para coger un taxi que nos llevara al aeropuerto. Varias horas de espera en la Terminal. Preferimos esperar a las prisas. Mari Ángeles bloqueó la maleta de Tere. Lo siento, tenía que ponerlo. La historia acabó bien, no teman. Facturación. Comida. Avión. Sueño. Escenas sueltas de alguna película. Más sueño. Desayuno. Escala en Madrid. Avión. Aterrizaje. Estamos en casa. ¿Saben qué? Barcelona no está nada mal. No es Nueva York, pero... es mi ciudad.

Ángel.

P.D. Les dejo dos fotos de familia. Para que vean a los viajeros.

David
Tere
Jose
Yo
Mari Ángeles
(A la derecha, los mismos, con una invitada. No, no la secuestramos.)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Este va a ser mi primer comentario en el blog de mi amigo, aunque ya advierto que no va a ser de admiración...
Primero, ¿no se porque hay fotos donde salimos?, ¿donde esta el derecho a la intimidad? ¿y los derechos de imagen? y siguiendo el arte literario de mi amigo: "amigos esto es lo que tiene internet, una ventana abierta a todo el mundo, ya sea con consentimiendo del propio ser o sin él".
Y segundo, y no te preocupes Angel, que no hay mas criticas... El viaje llegó a su final, la narración también, pero yo sigo esperando como dijiste ese epílogo, pero veo que nunca llegara...

Jose

Linkk dijo...

Jose,

1 - Gracias por escribir. Sabías que me hacía ilu.

2 - Gracias por el tono forzadamente borde. No puedes dejar de ser tú.

3 - En las dos fotos quedas bien!!! :P

Lo dicho.. Gracias por intervenir!!!!!!!!!