domingo, 4 de noviembre de 2007

La Confesión del Vanidoso

La proliferación de Blogs en Internet plantea una polémica e incómoda pregunta para los que, como yo, han decidido alquilar un terreno virtual, trabajar la tierra, echar semillas y, finalmente, ofrecer su cosecha al resto de la humanidad. ¿Hay tanta gente en el mundo con algo que decir?

Antes de elaborar un juicio al respecto, quiero partir de dos premisas:

1 - Mi opinión sobre el ser humano, en estos momentos, es algo difusa. Estoy desorientado ante sus movimientos. Incluso de los aparentemente inofensivos.
2 - No me fío de mi subconsciente [o inconsciente; jamás he sabido la diferencia]

Sé que los Blogs no son un mundo homogéneo. Hay quien construye un blog temático, quien habla de lo que le interesa, quien habla de sí mismo, quien se confiesa, quien expresa sus inquietudes, quien publica sus fotos, quien se ríe, quien critica, e incluso quien no deja nada en el tintero y lo encaja todo. Cuesta, o mejor dicho, ME cuesta mucho borrar cualquier huella de vanidad o narcisismo en cada micromundo que construímos a nuestro antojo. Esencialmente, porque solemos invitar al resto a compartirlo. Puede hasta gustarles, eso es evidente. Y a los que escribimos, nos gusta que les guste. Obviamente, me estoy incluyendo en el paquete. A mí también me gusta gustarles, y me disgustaría mucho disgustarles.

Es evidente que, en el momento de poner los cimientos de un espacio virtual, nadie (o casi nadie) piensa en estar cometiendo un ejercicio de vanidad. Vuelvo a incluirme, ya que mis intenciones eran inmejorables. Sin embargo, ya he dicho que no me fío de mi subconsciente. De hecho, recomendaría a todo ser viviente que no se fíe del suyo. Yo construí un blog para compartir mi manera de ver el mundo y alguna vivencia que otra, pero me he sorprendido a mí mismo hablando del blog con mis conocidos, incitándoles a entrar, y hasta publicándolo de forma sumergida. Al final, uno se pregunta: ¿Estoy compartiendo algo? ¿Tengo algo que compartir? ¿Le interesa a alguien lo que escribo o dejo de escribir? ¿Entrarán en mi espacio sólo para que me calle de una vez? Cuántas preguntas en un sólo momento. Pensar, escribir, y no necesariamente en este orden. Algo de esto hay en estas preguntas. Sé que me estoy yendo del tema. Disculpen.

Cuando uno reflexiona, piensa y razona a través de la escritura, tiene dos posibilidades: construir un íntimo diario en el que dar rienda suelta a sus pensamientos (blancos, negros y verdes) sin temor a que alguien se espante, o pensar que realmente puede aportar algo a los demás, y compartirlo con ellos. Me encanta esta clasificación, sobretodo porque los que escribimos solemos hacer lo primero disfrazado de lo segundo. El mero hecho de pensar en aportar algo ya coquetea con la vanidad [tengo algo muy valioso que decir, y lo voy a demostrar], pero es cuando abarcamos la naturaleza de este curioso fenómeno fraguado en los Blogs cuando entramos de lleno en el lado oscuro. Usaré mi blog como ejemplo. ¿Qué incluye esta pequeña habitación con vistas a mi persona?

A - Un contador de visitas [¿Cuántos entran? ¿Sólo? ¿Repetirán? ¿Les gustará? ¿Se lo dirán a sus conocidos?]. [Aclaración : Esto lo vemos. Normalmente, parte inferior de la pantalla]

B - Sonrisas ocultas cuando se dispara el citado contador. Sonrisas abiertas cuando el comentario es halagüeño. Y ya no quiero ni contarles lo que puede pasar si el comentario es negativo. En tal caso, el cierre y la censura son socorridas soluciones. Yo construí esto para gustar, no para que vengan a decirme lo que tengo que hacer. Si quieren hacer otra cosa, que lo hagan ellos. Mi mundo es éste, y en él hago y deshago a mi antojo.

C - Cierto tono pedante. Mi blog, por si no lo han notado, es sonrojantemente pedante. Miren si no los cuadros que incluyo o el tono de mis críticas de cine. Podrían decirse las cosas de una forma mucho más sencilla, pero me da por adornarlas para que queden mejor. Ah! Y para que les guste más. Y si me lo dicen, ni les digo..

Voy acabando, que no quiero aburrirles. Si reduzco el tamaño del texto, es más que posible que les guste más que si lo alargo. Y es, a fin de cuentas, lo que a mi subconsciente le interesa. Ya les dije que desconfío de mí mismo, así que les doy la oportunidad de desconfiar de mí también. Se preguntarán por qué les llamo de usted. Bien, tal vez sea porque tengo la esperanza de que algún desconocido sea fiel a mis escritos. Y si es así, le debo respeto y trato de usted. Como a cualquier desconocido.

Ángel.

Nota del Autor : No es éste un juicio trascendental, ya que no excede el ámbito del entretenimiento, y jamás induce a nada que esté fuera de la libertad de cada uno, pero no es menos cierto que creo haber encontrado a un pequeño vanidoso en mí mismo

Nota del Autor : Añadir una nota del autor es exquisitamente pedante, ¿No creen?

2 comentarios:

Tono_Ceratti dijo...

La pedantería es un ejercicio necesario dentro de un mundo de abreviaturas, faltas de ortografía y demás atentados a nuestra lengua.

Reconozco que he abierto miles de blogs. Por mi condición de músico sé que tengo un amplio pocentaje de ser un vanidoso, es más un punto ególatra y egocéntrico.

Personalmente cuando escribo una canción o un texto trato de que la gente se sienta identificada con lo que digo o lo interprete de manera que sienta algo en su interior. Ese es mi fin consciente. ¿El inconsciente? A saber....

Me alegra leer tu blog nen (insuflando animos modo on). Aqui tienes a un lector habitual.

Saludos camarada

TONO

Anónimo dijo...

MENOS MAL QUE TUS AMIGOS TE CONOCEMOS BIEN Y SABEMOS QUE ESA PEDANTERIA ES ALGO QUE TE ACOMPAÑA DIARIAMENTE, QUE HARIAMOS SIN ESAS FRASES MAGISTRALES DE SABIDURIA QUE NOS INDICAN QUE SOMOS UNOS SIMPLES MORTALES ANTE TI MI EXCELENCISIMA SABIDURIA....

PERDONE USTED LAS FALTAS VUESTRA MERCED SE HARA CARGO QUE AL SER UN SIMPLE MORTAL Y ADEMAS MUJER TENGO TENDENCIA A TENER ERRORES O COMO ALGUNOS DICEN EL MAL DE HISTERIA...

ESPERO QUE SU SEÑORIA SIGA ASI, Y NUNCA PIERDA ESE GRADO DE CERTEZA ABSOLUTA