viernes, 28 de diciembre de 2007

Econópolis (parte III) - Cuestión de Poderes

"Se denomina apoderado, en Derecho, a la persona que tiene la capacidad jurídica para actuar en nombre y por cuenta de otra."

Permítanme contarles una historia. Un 20 de octubre, Oswaldo fue a pedir un préstamo a su entidad bancaria, donde ya tenía una hipoteca de 260.000 €. Necesitaba hacer reformas en casa y, al no disponer de liquidez, se veía obligado a endeudarse más de lo que ya estaba. El empleado del banco, siguiendo la operativa habitual, realizó una consulta al Banco de España para ratificar que la única deuda que soportaba el cliente era su hipoteca. Obtuvo respuesta al día siguiente. Oswaldo no tenía una hipoteca. Tenía dos. Y no estaba endeudado por 260.000, sino por más de 500.000 €.

Voy a explicarles lo que pasó. Es enrevesado, pero acaba resultando fácil de entender. Cuando Oswaldo tomó la difícil decisión de comprar un piso, acudió a una inmobiliaria para acceder al mercado. Tras un tiempo de búsqueda, encontró uno que, por características y precio, se adaptaba a lo que estaba buscando. La inmobiliaria, siempre diligente, puso a disposición de Oswaldo su propia financiera, con objeto de buscar un banco y encontrarle una "magnífica hipoteca". De forma inmediata, nuestro amigo presentó su documentación (contrato de trabajo, nóminas..) al comercial de la financiera, quien se puso a trabajar enseguida, moviendo el papeleo por diferentes entidades. Al final, una le dio el sí. "Nosotros se la damos, pero..."

Necesitamos que en la operación entre MÁS GENTE. Él, junto a su esposa, no puede hacerse cargo de la cuota a pagar cada mes, pero si conseguimos que haya más gente apoyándole en la operación, PUEDE HACERSE.

Cuando hablamos de financieras, nos vemos obligados a introducir un pequeño concepto, del que ya hablaremos en próximas entregas de Econópolis, pero que no deja de ser importante para entender lo que van a leer aquí. La firma de una operación hipotecaria proporciona al empleado de la financiera (o Broker) un generoso pellizco. Al ejercer como intermediario, y buscar un banco, es comprensible pensar que sea uno de los primeros en extender la mano. Podemos hablar, perfectamente, de una comisión que ronde los 6.000 €. ¿Moraleja? El Broker es, con diferencia, el primer interesado en que la operación PUEDA HACERSE.

Un par de días después, Oswaldo se reunió con el empleado de la financiera para saber cómo estaba la operación. Éste se lo puso fácil. "Búscate un amigo o un familiar que te ayude. Pídele la misma documentación que te pedí a tí, y en un par de semanas tienes piso" Oswaldo salió feliz de la reunión. Cogió el teléfono, llamó a su hermano Alfredo, y éste, que (casualmente) también estaba en proceso de comprar un piso, accedió al momento a echarle una mano.

Con toda la documentación en su poder, el empleado de la financiera acudió al banco, y obtuvo el sí. Había que tasar el piso y, si todo salía bien, la operación podía firmarse en una semana. Llegó la firma y, dado que Alfredo no podía acudir, se hizo un poder ante notario a favor de Oswaldo para que éste pudiera firmar por él. "Firme aquí.. y aquí". En la notaría, todo va muy rápido. Se trata de eso, de ir muy rápido. Nadie se entera de nada, nadie escucha. Sólo hay un sonido de fondo, que es la voz del notario, y un piso en el horizonte. Al final, todos contentos. Uno con el piso, otro con el cheque, y nuestro Broker con su comisión.

Ésta es la historia tal y como la conocía Oswaldo antes del 20 de octubre. ¿De dónde salía la otra hipoteca? ¿Se lo imaginan?

Al enterarse que Alfredo estaba buscando piso, el empleado de la financiera vio la oportunidad de hacer un 2x1. Debía hacer un movimiento rápido, pero si le salía, el pellizco sería doble. Una reunión con Alfredo le bastó para ponerlo todo en marcha. "Yo tengo tu documentación, la de tu mujer, pero también la de tu hermano y tu cuñada, que ya tienen aprobada la hipoteca. Si nos movemos rápido, podemos usarla para que te den a tí la tuya. Será cuestión de hacer exactamente lo que hemos hecho con tu hermano, pero al revés". ¿Qué hizo el Broker?

1 - Cruzó las dos operaciones en un margen de tiempo mínimo. Si el banco que concedía la hipoteca a Oswaldo pedía información al Banco de España sobre éste y su hermano, no encontraría nada, ya que ninguna de las dos operaciones estaba aún firmada. En el caso del banco de Alfredo, estamos en las mismas. Obviamente, de saber lo que estaba ocurriendo, ninguno de los dos bancos habría concedido la hipoteca. El Banco de España tarda unos días en actualizar su base de datos. Si el Broker conseguía salvar ese margen, conseguiría las dos firmas. Lo hizo. Cruel, inmoral pero, permítanme, magistral.

2 - Ocultó la información a Oswaldo, con un sencillo movimiento. "Ya que tu le has hecho a tu hermano un poder para que firme por tí, ¿Por qué no le pides que te devuelva el favor, y te firme un poder a tí para, digamos, apoyarte en un préstamo de 6.000 € para el que tu banco te pide un aval?

Poderes. Qué magnífico recurso. Pregunten en las notarías a qué velocidad se han movido los apoderamientos en el último lustro. Era tan sencillo y goloso, que con una persona podía bastar para representar a tres o cuatro intervinientes. Firmas y más firmas. Como churros. Un poder sirvió para hacer de oro a un pillo, pero también para crearle a Oswaldo un problema de por vida. Se llevó el piso pero, sin saberlo, se metió en otra hipoteca, junto a 3 personas más. Y ojo, que el presunto beneficiado, que es Alfredo, está en la misma situación. La única diferencia es que éste lo supo. Pero se llevó un piso así que, ¿Qué más da?

Volvamos al 21 de octubre. El empleado del banco llamó a Oswaldo, y le dijo lo que había. Su pregunta fue clara. ¿Por qué no me has dicho que tenías otra hipoteca? Oswaldo no se lo podía creer. Él nunca había firmado nada. El empleado insistió. "Piensa Oswaldo, ¿Has firmado algo, creyendo que avalabas a alguien? ¡No! ¿Has hecho algún poder a otra persona? ¡No! ¿Seguro? ¡Seguro! ¡Sólo le hice un poder a mi hermano para un préstamo!" ¡Bingo! Ahí está. Un poder, y encima ilimitado. Lo que se podía hacer y deshacer con ese documento no se lo imaginaba nadie. Imagínense la cara de Oswaldo al enterarse. No se echó a llorar ante el empleado del banco por pura vergüenza. Llamó a su hermano para pedirle explicaciones. Éste lo confirmó todo. Le pidió disculpas, suponemos. ¿El Broker? Bien, gracias. Hace meses que no saben nada de él en la financiera. Diez como la de Oswaldo y ya hizo el año.

Ésta es sólo la punta del iceberg. Conductas como la que acabo de describirles han sido alarmantemente comunes en las operaciones hipotecarias. Y aunque les sorprenda, la que les he expuesto es anecdótica. Las hay peores. Hay gente que tiene un piso y ni lo sabe. Ya les contaré en la cuarta entrega. Dicen que el mercado inmobiliario ha sido inflado. ¿De qué nos extrañamos, si aquí se olió el dinero y nos volvimos todos locos? Hasta el sistema puso medios para la causa. Ahora nos quejamos. Ahora nos preocupamos. Money..





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