miércoles, 18 de junio de 2008

Crisis Urbana

Perdidos en el laberinto semántico que enfrenta a la crisis y la desaceleración, los ciudadanos contemplan la situación de España a pie de calle, con un ojo puesto en el bolsillo y otro en la sección de economía.

Me gustaría hablarles de Juan, mecánico para más señas. Puedo decirles que Juan no entiende de números ni porcentajes. No sabe qué es crecer al 3% o al 0,50%. No sabe qué es recesión o apocalipsis. No mira las cifras del paro. Ni las del crecimiento sostenido. Sabe, eso sí, que cada vez le pagan más tarde. Que cuesta más llenar el carro de la compra. Que el jefe anda raro, la empresa va mal, y que eso puede ser despido. Que cada año sube la hipoteca, mientras su piso vale menos. Que la voz del "no pasa nada" se va quebrando. Que España ya no es tierra de oportunidades y sí infierno del que escapar. Al menos eso dice Mario, su compañero.

No sé si venderles esperanza por cuatro perras mal ganadas. Es evidente que tras la crisis (ya lo digo yo) actual hay una parte que nos afecta por estar en medio de la fiesta. El petróleo, las chapuzas, la ambición y el miedo han puesto el capitalismo patas arriba. Es una descripción facilona, pero desgarradoramente real. Intuyo que algún día se invertirán los polos históricos, y que los pobres se darán cuenta que pueden ser ricos, y los ricos que ya no hay margen para crecer más. Tal vez alguno ya lo imagina. Tal vez el día esté cerca.

Hablemos de casa. España construyó su casa sobre pilares robustos, pero inestables. El ladrillo tiró del carro mientras hubo carro del que tirar. Cuando el camino se acababa, nadie dio la voz de alarma. "Callad, recoged, acumulad y Dios dirá". Y hasta que duró. La casa se vino abajo, y con ella el vecindario. Se paró el ladrillo, y el país. ¿Qué ocurre ahora? Que tiemblan todos. Sufre el promotor, que no vende. La inmobiliaria, que vende menos. El banco, que empieza a vérselas para cobrar lo que se le debe. -¿Víctimas? Culpables. Éstos al menos.- Permítanme seguir. Sufre la empresa, que ve al banco cerrar el grifo. El trabajador, que ve a la empresa sin dinero y su puesto en el alambre. El comerciante, que ve como baja el negocio. Y en medio, el carpintero, el pintor, el fontanero. O el inmigrante, al que se le invitó a participar de la fiesta, a beber y a bailar. Trabajo, venta de pisos, Seguridad Social. ¡Qué bien iba todo! Ahora hay tornas giradas. ¡Que se quede a lavar los platos!

Hay más. Ya saben que han subido los precios. El petróleo marcó territorio. Más por vigilancia que por agotamiento. El que lo tiene ya no es tonto, y ha dado un golpe en la mesa. El efecto ya lo conocen. Se llama inflación, pero el apellido, más conocido, es que todo está más caro. ¿Y qué hacen para arreglarlo? Suben los intereses. ¿Y qué pasa? Sube la hipoteca. Más aún, sí. ¿Qué tal pinta el panorama? Mal. Donde antes se presumía de crecimiento, ahora se ruborizan por otras cuentas. Como la inflación. Como el paro. Como España en sí misma. Hoy leí el término "Crash" en el Financial Times. Hablaban de nosotros.

¿Qué queda? Reinventarse, hacer los deberes. Prueben a juntar a los que saben (alguien habrá, digo yo) y busquen soluciones RESPONSABLES. Ser maduros, sinceros, RESPONSABLES. Les diré más. La responsabilidad parte del respeto al que te diriges. Cierto es que el ciudadano necesita ser reeducado. Es caprichoso e inconsciente, pero es peor tenerlo engañado que hacerle colaborar en el ejercicio de hacer las cosas bien. Un país se sostiene entre todos. Se construye entre todos. Lo malo es mirar al que manda y verle desbordado, con ganas de entrar en un bunker, y ver si pasa el chaparrón. Y en el bunker, como sabrán, no cabemos todos, ni la mitad.

Hubo mala gestión de la abundancia. Se perdió la oportunidad de invertir en una España moderna, y no en un Arca de Noe que navega a verlas venir ante el diluvio. Sonaban bien los números, y se dio por hecho que no había que tocar nada. Crecimos sobre el papel, sin tapar carencias enormes que siguen ahí, mientras ciertos sectores se encaminaban a la sobreexplotación. Me pregunto por qué no hubo flujos entre unos y otros. ¿Por qué sobra gente en la construcción y falta en áreas tan básicas como la estructura judicial, la sanidad, la seguridad o la educación? Vimos hace poco que había cientos de expedientes por tramitar en los juzgados. ¿No podemos formar a alguien para que archive, colabore, ayude con el papeleo? ¿No es esto extensible a mil ámbitos?

¿Hemos vivido engañados? Pongamos un ejemplo, y considérense invitados a la reflexión. El paro era relativamente bajo. Cifras históricamente bajas. ¿Miró alguien más allá? ¡No! A la vuelta de la esquina estaba lo siguiente: precariedad, desmotivación, contratos de obra y servicio, basura perfumada. Había trabajo, pero ¿qué clase de trabajo? ¿Se lo preguntaron? ¿Iba bien o lo parecía?. Ahora toca hacerse preguntas, las pasadas, las presentes y las futuras. Toca reinventarse, y ello implica mirar dentro y fuera, corregir errores, pedir explicaciones, tomar medidas, y salir de ésta como se pueda. Vivimos en el Mundo y, si en el Mundo pintan bastos, lo pasaremos mal. Pero si encima salimos a la guerra en calzoncillos, hay que mirar al general e invitarle a la reflexión.

Termino. Lo peor de esta situación es el cúmulo de sensaciones. Más que el "estamos jodidos", preocupan el "lo peor está por llegar" y el "cómo carajo saldremos de ésta". Lo mejor es que hemos salido de muchas, y que saldremos de ésta. ¿Cuándo? Ojalá lo supiera.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Leyendote has conseguido transportarme a parajes que no conozco como es Nueva York, parajes que sólo viven en tu mente y me has invitado a recorrerlos yo también; has conseguido que me pique el gusanillo por ver lugares que siempre les dije un "NO"; has sacado una sonrisa; he soñado; me he visto reflejada; has tocado esa fibra que muy pocos saben tocar; he aprendido; y cuando uno piensa que ya poco puede sacar de las palabras, llegas tú con otro escrito en tus manos y los plasmas, dejandonos una vez más leyendolo y haciendo que sintamos algo; ya sea serio o imaginario, da igual.

Esta vez le toca a algo serio, y consigues plasmarlo de una forma increible, en un corto texto consigues plasmar tantas cosas; y hacernos pensar una vez más. El final único, estoy de acuerdo contigo, saldremos, nosotros sabemos salir, sabemos luchar, lo hemos demostrado muchas veces, y una vez más lo haremos.

Y todo este rollo, simplemente para decirte que es una delicia leer tu blog, que una se siente agradecida de que compartas tus palabras con todos, y que tus manos tienen magia.


Solitaria.

Linkk dijo...

Creo tu comentario abrumador, exagerado y para nada realista con mi aportación, pero no puedo más que darte las GRACIAS por tus palabras.