viernes, 27 de junio de 2008

El Precio de Ser Autor

Una de las más desasogantes sensaciones que dejaba Los Pájaros era la imposibilidad de entender el por qué de lo que veíamos ante nuestros ojos. El Incidente, rodada 45 años después por M.Night Shyamalan, recupera la esencia de la legendaria película de Alfred Hitchcock, para ofrecer un inquietante y demoledor relato sobre la angustia que produce defenderse ante aquello contra lo que no se puede luchar.

Shyamalan ha construído su cine sobre unos cánones casi sagrados en su concepción, y que van desde la tristeza y frialdad que emiten los nublados escenarios de sus películas, hasta una inquebrantable obsesión por ser identificado como autor. Lejano del Hollywood más efectista, el director hindú sigue siendo austero en la forma, sutil en el discurso (ha disfrazado notables discursos sobre la fé y el vacío de películas de terror), elegante en la puesta en escena y abrumadoramente brillante en la recreación del misterio. Poco habrán servido las críticas que se llevó por la incomprendida "La Joven del Agua". Shyamalan ha decidido pasar a la historia como Shyamalan y no como uno más. Es obvio que su desafío tendrá consecuencias, pero al menos ha logrado que le reconozcamos en cada pasaje de sus obras.

En El Incidente, Shyamalan sigue sin claudicar. Basta una escena para saber a qué nos enfrentamos. O mejor dicho, para no saberlo. Es la crudeza del suicidio inexplicable. Es la angustia de huir y no saber qué hacer. Es un camino de difícil final. Es poner a prueba a un espectador que abandona el cine con sensaciones que mezclan la perplejidad, la desesperación y la hipnosis. Hablemos de reminiscencias. Igual que en Los Pájaros, lo mejor para Mark Walhberg y los suyos es huír y rezar para que la muerte pase de largo. Igual que en Los Pájaros, el ser humano se siente impotente ante la indiferente voracidad de la naturaleza. Igual que en Los Pájaros, el metraje avanza aprisionando el aire de los pulmones, haciendo de la tensión un compañero inseparable. E igual que en Los Pájaros, nos vamos incapaces de entender el por qué de la tragedia.

El Incidente puede tener lecturas ecologistas. La naturaleza se harta de la destrucción y nos invita a autodestruirnos para saber lo que se siente. Puede que haya quien opine que es la enésima broma de un Shyamalan que explota fórmulas anteriores sin ningún disimulo. Mi lectura es distinta. Arquero Urbano cree que estamos ante una nueva oportunidad para degustar el extraño y estimulante estilo de uno de los grandes autores que dejará el cine contemporáneo. Yo no la dejaría pasar de largo.

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