sábado, 1 de marzo de 2008

No sé qué decir

Anochecer entre sombras, las de la noche y las del mensajero. Subir a lomos de un ave de acero. Surcar los cielos. Aterrizar en tierras donde el búho y el lobo cantan melodías que no quiero escuchar. Mirar al rostro del que no puede abrir sus ojos. Despedirme. Recordar. Un siniestro deja vu que nada tiene de casual.

¿Y las señales? Cuando le miré, supe que era la última vez. Fue hace 6 meses. Fue una despedida en medio de otra. Ya no habrá más. Ninguno de los dos vive para contarlo. El tercero escribe, desde aquí, para desear que se reúnan donde las barreras caigan al paso del aventurero. Donde se pueda ser feliz eternamente. Donde no sobre ni falte sitio. No sé qué decir. Si en vida no lo dije, callemos hasta el final.

Descansa en paz, abuelo.

1 comentario:

Un perro madrileno dijo...

Sólo puedo decirte que mi abuelo no se fue, desayuno con él todas las mañanas, me río con sus chistes típicos a cada momento, le veo sentado en su sillón de siempre, con su café solo y su periódico. Me aconseja en cada decisión que tomo y es el primero al que le cuento las buenas y las malas noticias.

Dicen que falleció hace 10 años, pero yo sé que no.


Un abrazo muy muy muy fuerte.