lunes, 12 de mayo de 2008

A Fuego Lento.

Estoy sentado en un restaurante, esperando a ser servido. Veo que todos tienen su vida sobre la mesa. Pregunto por la mía. Se está haciendo a fuego lento. Muy lento. Pasa el tiempo, y noto que pierdo el apetito. Miro alrededor. Un plato elaborado. Una degustación. Una cata de vino. Un hueco vacío. Sólo el blanco del mantel. Tal vez no sea mi restaurante. Me levanto de mi silla. Pago la cuenta. Me voy.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No tengas prisa, deja que se haga a fuego lento, siempre será mejor, te quedará un algo especial que a los que fueron rápido nunca sabrán apreciar, simplemente porque no lo conoceran.



Solitaria

Cher Horowitz dijo...

El mejor menú y el manjar más delicioso es el que se cocina lentamente y luego se sabe degustar quedándote en cada uno de los sabores que tiene, distinguiéndolos y parándote por un momento en ellos.

Un beso guapetón,

Hime