viernes, 22 de febrero de 2008

ESPECIAL "OSCAR 2008" - PARTE II - NO ES PAÍS PARA VIEJOS

NO ES PAÍS PARA VIEJOS, por Ángel


No es casualidad que el aroma desprendido por el título de la última película de los hermanos Coen sea el de la resignación. El cine americano ha optado, en los últimos tiempos, por abrir una vía de reflexión que parece destinada a descifrar, con el pasado como excusa, muchas de las inquietudes y realidades que envuelve al habitante de los Estados Unidos. En Un País para Viejos, el sheriff interpretado por Tommy Lee Jones sufre una frustrante derrota. Es derrotado por una América que ya no reconoce, y que se encarna en la figura de un fantasmagórico asesino al que parece imposible vencer.

La película toma como eje la violenta cacería que un psicópata, interpretado magistralmente por Javier Bardem, lleva a cabo contra un desafortunado veterano de Vietnam, al que da vida Josh Brolin. El castigo tiene motivo, y es el capital pecado de la codicia. 2 millones de dólares, más valiosos para el cordero que para un lobo que sólo quiere sangre. Los Coen, que vuelven al fin por sus fueros, tiran de estilo y, rememorando los tensos silencios de Sangre Fácil, y la gélida e implacable personalidad de Fargo, recrean magníficos momentos de cine, enfrentando a ambos personajes en un duelo condenado a la tragedia. En él, Bardem es el mal en sí mismo. El mal como esencia. El mal como fantasma omnipresente. El mal como elemento invencible. El mal con la contundencia de un disparo, y la sombría presencia del silencio.

En Un País para Viejos, no es fácil dirimir entre el bien y el mal, porque lo primero es una simple ilusión que existe ante todo en el recuerdo. El mal lo cubre todo. Está presente en la víctima, movida por la codicia y el instinto, y por un ejecutor que avanza alejado de toda moralidad. El mal es un elemento que se ha implantado en América desde las raíces, ocultado por una idílica concepción de la Patria que poco o nada tiene que ver con la realidad. El viejo se resigna. El joven corre peligro. América ya no es América. Era un país para todos. Ahora, es un país para nadie.

1 comentario:

Un perro madrileno dijo...

Para mi, la película de año. Nunca pensé que vería un libro de Cormac MacCarthy tan bien plasmado en la gran pantalla, y menos que tuviera ese aire "tan Cohen" por momentos.

Podría destacar la dirección (perfecta, sutil e intensa a partes igual, un prodigio), las interpretaciones (¿el mejor casting posible para esta historia?) o el guión (Sin saber que estaba basada en un libro de Corman MacCarthy no podía quitarme esa idea de la ccabeza, con lo que cuando lo advertían al final, sentí un pequeño triunfo interior).

¿Para qué? Véanla. Merece la pena ver una película perfecta.