viernes, 22 de febrero de 2008

ESPECIAL "OSCAR 2008" - PARTE IV - POZOS DE AMBICIÓN

POZOS DE AMBICIÓN, por Ángel


Siendo Pozos de Ambición una historia sumergida en las negras aguas del petróleo, no sería extraño pensar en ella como en un extenso oleoducto que separa las dos imágenes que abren y cierran el film. En la primera, podemos ver al protagonista, Daniel Plainview, encerrado en una gruta, excavando piedra mientras busca oro en la más basta de las soledades. Dos horas y media después, volvemos a encontrarnos ante el mismo hombre, rodeado de riquezas, con las manos manchadas y, de nuevo, con la soledad como fiel acompañante.

Pozos de Ambición es, ante todo, una de las más ásperas películas que se hayan rodado sobre la oscura historia de Estados Unidos. Paul Thomas Anderson, autor de la recordada Magnolia, toma el hilo de uno de los principales conductos que han dirigido el destino del cine americano, para acercar su mirada sobre los primitivos y sangrientos fundamentos en los que se cimentó una América que, a los ojos del resto, ha desafiado con demasiada frecuencia las leyes de la moralidad. O cómo retratar un país vestido de oro, que emergió con la fuerza de un chorro de petróleo, para ser enterrado, finalmente, por el asesinato de sus más sagrados valores

El peso de la película corre a cargo de su protagonista principal, al que encarna un poderoso Daniel Day Lewis. Personaje robusto e intenso, sin más pasado que unas pocas notas, Plainview representa, en sí mismo, el peso de la ira del solitario, la incontenible fuerza de la ambición, y hasta la renuncia a uno mismo por el poder. Como contrapartida, dos personajes: Eli (interpretado por el emergente Paul Dano) , pastor religioso de violento discurso, y el hijo de Plainview. O la iglesia reclamando su parte, y la inocencia en medio del infierno.

Pozos de Ambición rellena casi 3 horas de cine aparentemente clásico, más alejado de la épica de lo que el marketing ha querido vender, y portador de un viejo discurso que oscurece, con descarnada pasión, el idealizado inicio de la más poderosa de las naciones. Habrá Sangre [There will be blood], reza el título original (traducido incomprensiblemente al castellano, para variar). Y sangre hubo, hay y habrá. Pues sobre pilares de sangre nació América, y en pozos de sangre hunde sus dolorosas vergüenzas.

1 comentario:

Un perro madrileno dijo...

Debo decir, ante todo, que estaba muy cansado cuando vi esta película (ya no tengo 18, y la semana de curro pesa, sobre todo si la peli empieza a las 23:00).

Debo decir que me decepcionó un poco. En mi opinión, la película se extiende demasiado sin necesidad, redunda en lo mismo sin aportar nada nuevo, y acaba desinflándose. Grandísima primera hora y media, prescindible media hora, y buen final.

Película notable, con un enorme actor protagonista y gran reparto.