domingo, 20 de enero de 2008

Econópolis (parte V) - Negocios Sumergidos

Uno de los retos de Econópolis era mostrar los intereses por los que las entidades financieras han permitido el insostenible crecimiento de la burbuja hipotecaria. Nuestro planteamiento ha querido ir del caso particular al general, mostrando el decisivo peso que han tenido los intereses privados, y dejando al lector que proyecte en las altas esferas lo que Arquero Urbano ha presentado a pequeña escala.

La ambición por aprovechar un momento tan propicio para generar riquezas ha dejado un panorama ciertamente desalentador, en el que, al margen de lo más evidente (subida desproporcionada de los precios de la vivienda, opresión de quienes han obtenido una hipoteca por encima de sus posibilidades, desaceleración de la venta de pisos..), se han instalado ciertas prácticas altamente corrosivas, con consecuencias que se mueven entre lo inminente y las ya visibles, y de las que les presentaremos, en las próximas líneas, algunos ejemplos.

A - Inmobiliarias multiusos. Aprovechando el boom inmobiliario, fueron muchos los que arriesgaron su situación laboral, y tomaron la decisión de lanzarse a la golosa aventura de abrir una agencia inmobiliaria. La presencia de un negocio aparentemente seguro, las comisiones, la disponibilidad de los bancos a colaborar, y demás factores positivos, constituyeron un elenco suficientemente atractivo para encarar dicha afrenta. Los inicios, en un panorama tan boyante, fueron altamente productivos, especialmente para los que se lo pensaron poco y tomaron la decisión al iniciarse la expansión del sector.

La creciente venta de pisos generó, como ya hemos comentado en anteriores ocasiones, una demanda casi abrumadora de préstamos hipotecarios. Muchos de los agentes inmobiliarios aprovecharon la coyuntura para diversificar su negocio, y coquetear con la intermediación financiera. Aparte de vender pisos, el agente inmobiliario ha penetrado en el sector financiero, y ha ofrecido colaboración a las entidades e intermediarios. En economía, podríamos llamar a este fenómeno. Aprovechamiento de economías de escala. O como aprovechar mi profesión para extenderla a negocios complementarios. Piénsenlo. Vendo el piso; tengo al comprador delante. Este comprador necesita una hipoteca. Si me muevo para conseguírsela, ¿No hay más opciones de conseguir una generosa comisión?

El problema de lo que les comento nos remite directamente a lo que visto en anteriores entregas. El agente fue haciéndose ambicioso, se acostumbró a ganar dinero de manera excesivamente fácil, y acabó siendo víctima del monstruo que había ayudado a construir. La profesionalidad de quienes han ejercido el papel de agentes inmobiliarios no siempre ha sido la más adecuada. No quiero generalizar. Hay magníficos profesionales, pero también hay quienes se han movido en este negocio por la desmedida pasión de ganar dinero, con la improbable y necesaria mesura que todo trabajo necesita.

Durante 2007 han cerrado 40.000 agencias inmobiliarias en España. Subsistir en la actual situación va a ser difícil. Sólo aquellos que conocen su negocio realmente, y están preparados para épocas de crisis, van a poder luchar contra remolque. El resto, ya lo saben. Eran bocas sedientas de un maná que, poco a poco, se ha ido reduciendo a gran velocidad. Atragantarse, como debieron prever, entraba dentro de lo probable.

B - Chiringuitos Financieros. Dentro de las entidades financieras, han sido muchos los directores que han manchado sus manos aceptando comisiones. De la fructífera colaboración entre dos intervinientes tan decisivos (el que trae la operación; el que trabaja para que se la aprueben), como la que se ha dado entre los intermediarios y los propios directores, han surgido posibilidades tan tentadoras que han acabado por diluir la naturaleza de la relación. De hecho, han llegado a intercambiar sus papeles. Me explico.

Imagínense que el director de una oficina está estudiando una operación para conceder una hipoteca. De pronto, el intermediario que suele traerle operaciones, le plantea una posibilidad. Si tienes alguna operación que no salga aprobada en tu banco, dámela y, si la saco por otra entidad, te cedo parte de la comisión. Esto es común. Vayamos más lejos. Imagínense que el director le coge el gusto al tema, y acaba por trabajar contra los intereses del banco, entregando directamente las operaciones al intermediario, sin importarle si en su entidad eran o no aprobadas. El enemigo en casa. El engaño a un perfil de cliente que busca, ante todo, que se le conceda la hipoteca, sin importarle demasiado las formas, y que acaba pagando el pato en forma de comisiones. Esto ocurre. Esto es grave. Hay quien ha sido pillado con las manos en la masa y está en la calle. Hay quien sigue ejerciendo.

C - Capital Privado. La extraordinaria habilidad de algunos intermediarios ha acabado con la obtención de liquidez de lugares insospechados. Si los bancos no conceden créditos, hay más alternativas. Imaginen que tienen una gran fortuna y, en lugar de invertirla en un depósito, acciones o la compra de un inmueble, les da por contactar con intermediarios financieros y ofrecerse como prestamistas. Puede ser un negocio muy jugoso. El préstamo se da a un interés muy alto. Los métodos para cobrar pueden alcanzar la ilegalidad. El intermediario ejerce como tal, se lleva su parte y se olvida. Es la última alternativa para los más desesperados por obtener financiación. ¿Recuerdan a los que no podían pagar sus préstamos? Aún hay esperanza para ellos. Podrán obtener dinero. ¿Podrán devolverlo? Quién sabe..

¿Qué tal, amigos? ¿Sorprendidos? Es parte del negocio subterráneo que ha generado la expansión inmobiliaria/financiera de los últimos años. Como les dije al principio, hablamos a pequeña escala. No intenten pensar en lo que ocurre cuando los intermediarios y los intervinientes son gente de mucho peso. No piensen en las cantidades que se mueven. No lo piensen, de verdad.

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